Carla Bettino / Octubre 2022

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  Victor Luciano Rebuffo nace en Turín, Italia en 1903 y se traslada con sus padres a Buenos Aires, Argentina al año siguiente. Luego de pasar un año, entre el 1914 y 1915 en Paysandú, República Oriental del Uruguay, se instala definitivamente en Buenos Aires y adopta la ciudadanía Argentina. Sus inicios en el dibujo los realiza en la Escuela Nocturna del ex Politécnico de la Sociedad de Educación Industrial (posteriormente Escuela Nacional de Educación Técnica Nº125) desde 1917. Tres años más tarde ingresa a la Academia Nacional de Bellas Artes donde conoce a María Teresa Ferreira quien será su compañera y con la que tendrá dos hijos. En 1926 obtiene el título de Profesor de Dibujo y su primer premio estímulo de pintura en el 7º Salón Anual de la Mutualidad de Estudiantes de Bellas Artes, en el que participó con tres pinturas con impronta impresionista. Al año siguiente, se inicia en el grabado de manera autodidacta.

  Desde el año 1926 comienza a participar en Salones en diferentes ciudades del país obteniendo premios y medallas en varios de ellos. Por ejemplo en 1934 obtiene el 1° Premio Nacional del Grabado en el 24º Salón Nacional de Artes Plásticas, en el cual  participa con la xilografía  El tango y  el Premio Único al Mejor Grabado en el Salón de Otoño de Rosario, que volverá a ganar en 1936. En 1955 obtiene el Gran Premio de Honor en el 5º Salón Nacional de Grabado, Dibujo y Pintura, con la xilografía “Cosechadora de yerba buena”. Entre otros que logró a lo largo de toda su carrera.

 

  En la década del 30 sus obras circulan en revistas político culturales entre las que figuran Contra, Nervio y Signo. Conjuntamente con Berni, Seoane y Castagnino participa en La Unidad, publicación en defensa de la cultura obrera y de tendencia antifascista.

  En 1933 realiza su primera exposición individual de grabados en la Asociación Signo, creada por E. Pettoruti. Su obra comienza a estar en consonancia con problemáticas contemporáneas planteadas por figuras destacadas del campo cultural, asociadas mayoritariamente al comunismo. Su participación en 1939 en la muestra en la Hundred American Block Prints, en los Museos de Nueva York, Chicago, Filadelfia, Washington inicia su proyección internacional. 

  Entre los años 1943 y 1948 ejerce el cargo de Director Técnico Artístico de la Editorial Peuser de Buenos Aires. Paralelamente es docente en la Escuela de Arte Altamira, y posteriormente, al trasladarse a la Provincia de Tucumán en 1948, recibe los títulos de:  Profesor Extraordinario de la Universidad Nacional de Tucumán, Director de la Sección de Grabado del Instituto Superior de Artes y Director de la Sección de Artes Gráficas de dicha Universidad hasta 1950 que regresa a Buenos Aires. A partir de su retorno y hasta 1970, año en que se jubila, es Director de la Escuela de Artes Gráficas Nº 121. Desde 1957 se desempeña como Profesor de Grabado en la Escuela Nacional de Artes Visuales Manuel Belgrano.

  En 1961 se realiza una retrospectiva de sus xilografías y pinturas en el Concejo Deliberante de la Nación.

  En 1962 y al año siguiente tiene participaciones en cine: en los cortometrajes “El grabado Argentino” y “Rebuffo” de Simón Feldman, los cuales obtuvieron premios del FNA. Asimismo, sus grabados son incluidos en la película “Gotán” de Ricardo Alventosa con textos de Ernesto Sábato.

  La Academia Nacional de Bellas Artes lo nombra en 1972 Académico de Número y el Fondo Nacional de las Artes en 1980 lo designa miembro del Directorio.

  En 1979 se realiza la Exposición “Victor L. Rebuffo-50 Años en el Grabado” en el Museo Municipal de Artes Plásticas Eduardo Sívori y se presenta su libro de xilografías “Contraluz” con 130 grabados originales, realizado entre 1952 y 1953 y editado por Albino y Asociados Editores.

  En 1980 es designado miembro del Directorio del Fondo Nacional de las Artes. Dos años más tarde recibe el Premio Konex de Platino a la “Mejor Figura Viviente de la Historia del Grabado Argentino” otorgado por la Fundación Konex.

  El 2 de Septiembre de 1983 a los 80 años fallece, dejando un legado que abarca más de 2500 xilografías, gran cantidad de óleos, témperas, acuarelas, pasteles, monocopias y dibujos. Ha expuesto en gran cantidad de oportunidades tanto en el país como en el exterior. Su obra atravesó diferentes momentos: desde una marcada espacialidad a partir del tratamiento dado a la perspectiva en las décadas del 30 y 40, yendo en los 50 hacia a una síntesis más formal y expresiva con trazos vigorosos y contornos netos propios de la técnica y en lo que respecta a la temática retomando en los 60 el imaginario sobre el Noroeste Argentino, que lo había consagrado desde sus orígenes. Casi al final de su vida, Rebuffo reflexiona acerca de las posibilidades que la xilografía le había permitido desarrollar a partir de poder “expresar con mayor austeridad y dramatismo el pulso y la angustia del mundo, las pasiones del hombre y la sugerencia o poesía del paisaje”[1]   

 

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[1] Silvia Dolinko “Víctor Rebuffo y la tradición de la xilografía en Argentina” en: Víctor Rebuffo y el grabado moderno, Buenos Aires, Fundación Mundo Nuevo, 2008.