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SHIVA

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Objeto: Escultura, fragmento

Autor: Leone, Juan Bautista

(Argentina, Buenos Aires, 1904 -1976)

título: shiva o danza de la destrucción

Origen: Donación Diana Leone y Juan Bautista Leone (hijo), 2018

Fecha: ca. 1942

Período: Arte Siglo XX (1920-1970)

Escuela: Argentina S.XX

Técnica: cemento patinado

Género: figura, alegoría

Medidas: 60 x 60 x 40 cm

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FOTOGRAFÍA DE LA OBRA EXPUESTA EN EL SALÓN NACIONAL DE 1942. DIGITALIZADA DEL ALBUM PERSONAL DE JUAN BAUTISTA LEONE Y RETOCADA CON ALGORITMOS DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL

FOTOGRAMETRÍA DE LA PIEZA EN SU ACTUAL ESTADO DE CONSERVACIÓN

Video de sala para acompañar el abordaje a la obra SHIVA y exhibir el proceso de reconstrucción digital

SHIVA / LA DANZA DE LA DESTRUCCIÓN

Adriana B. Ortolani, 2021 / Colaboración: Mariana Paredes

  En el contexto bélico para el mundo, la empatía de Leone con el dolor de la humanidad se manifestó en obras artísticas signadas por figuras alegóricas implorantes de paz. “El clamor de la tierra” y “Oración a la paz”, son gloriosos ejemplos.

  La década había comenzado bajo la sombra de la guerra. Investigadores norteamericanos idearon la bomba atómica y la inteligencia humana, servil a la aniquilación, colocaba al hombre contra el hombre. 

No es de extrañarnos que por aquellos años germinara la obra más disruptiva de Juan Bautista Leone: “La danza de la destrucción”. Presentada en el Salón Nacional de 1942, “Siva” o “La danza de la destrucción” obtuvo el Segundo Premio de Escultura.

  Una figura andrógina, con los párpados bajos que impiden toda posible mirada compasiva hacia las creaturas, engendra dentro de sí misma una energía indómita, capaz de exterminarlo todo. La fuerza no está dada por músculos, sino por la convulsionada estructura formal, quebrada y expansiva. Es en esa dinámica configuración que se hace evidente la asociación con el símbolo del nazismo, de desgraciada vigencia ante los ojos del mundo.

  La llama que, en la iconografía hindú, el dios trinitario de la danza cósmica presenta en su mano para arrojarla al mundo, en este caso parece habitarlo íntegramente: una serpiente entrelaza sus brazos, con la energía flamígera que lo impregna en su totalidad. Dijo Leone:

“Le he quitado los muchos brazos con que el mito asiático le hace realizar su obra; pero la efectúa a ojos cerrados, con la serenidad que mana de la concepción pétrea y ciega del mito hindú” [1]

 

  Ha sido, sin duda alguna, la más comentada de las producciones del artista en toda su carrera. Resultaba imposible no quedar absorto ante semejante planteo plástico. Se trataba de una obra de carácter trascendental, contenido universal y dramática actualidad. Así lo manifestaron los críticos a través de diferentes medios de prensa:

  “Los numerosos visitantes que día a día afluyen al Salón Nacional de Bellas Artes se quedan largo rato contemplando la obra escultórica del artista Juan B. Leone, llamada ‘Shiva, la diosa de la destrucción’. Es que además de sus altas cualidades plásticas, la escultura citada, que ha obtenido el segundo premio de la sección tiene un profundo significado dialéctico, involucra un contenido social que la vuelve trascendental. Estamos lejos del arte por el arte. Y así como se dijo que la pintura del Renacimiento ha sido affiche del cristianismo y que a esa maravillosa propaganda las ideas religiosas deben su difusión, de igual modo ante la escultura de Leone diremos que es una voz de piedra gritando la abominación contra los regímenes de fuerza que han destruido la paz y la felicidad del mundo” [2]

  “Shiva” interpreta las fuerzas en fuga, lo que el mismo Leone ha llamado ‘danza de la destrucción’; un disloque, una quiebra de la razón y la inteligencia, un instante de ceguera de la Naturaleza, una precipitación de las Normas. Obra audaz, en que los riesgos no son menos que los aciertos, es un modelo de plasticidad depurada, de estilización y de coraje. Podría estar como una admonición monumentalista en el umbral de un mundo  de teologías orientales. (Hasta dónde privó el espíritu de nuestro artista el espectáculo del mundo moderno, en crisis moral, lleno de escepticismos y angustias después de las últimas guerras, para hacer girar sus ojos hacia Oriente?).  No es extraño que la obra retuviera gran expectación admirativa en el Salón Nacional, cuando obtuvo el 2º premio y la crítica lo señaló, singularizándolo, el año 1942, entre los valores más firmes de la escultura argentina”[3].

 

  Cuán intrépido fue este artista para arribar a una forma escultórica capaz de trasuntar una simbología de tan desgraciada actualidad! Ha sido la conjunción de su humanidad conmovida y el genio.

“La obra de Leone tiene además una configuración plástica; en ella aparece esbozado el símbolo funesto de la cruz swástica. No habrá sido ese el intento expreso del artista; pero a veces el agua grita nombres odiados; el viento susurra con el lenguaje del dolor; el canto de los pájaros dice palabras sentidas. En todo hay un lenguaje y un sentido. Y tanto más la creación artística en que el hombre usa el lenguaje del color y la línea. Música es el arte de pensar con sonidos, decía Chantavoine. Y Leone ha pensado con volúmenes; ha puesto su arte al servicio de su fe democrática al expresar su abominación por los regímenes que destruyen la felicidad y la dicha de los pueblos y eso ya es una bella cosa. ‘Shiva, la diosa de la destrucción’, el dios Trimurte, tiene tres cabezas, tal como el eje actual, Hitler, Mussolini y Franco” [4]

¿Cómo es posible que esta obra, en su integridad, no haya llegado a contarse entre los bienes patrimoniales de la Nación? El comentario de González Olmedilla, para Acción Argentina (1942) parece concluir con un lamentable vaticinio:

“Al premiar “La Diosa de la Destrucción” magnífica escultura que simboliza clara y valerosamente los atormentados retorcimientos de la cruz swástica-, el Salón Nacional de Bellas Artes ha adquirido una firme posición antitotalitaria y el fallo del Jurado que tal premio ha discernido constituye un hermoso acto de justicia, no sólo estética, sino también ética; una solemne y pública condenación democrática del llamado “Nuevo Orden”, digna de ser subrayada y aplaudida. Acción Argentina, al advertir a la opinión pública que en el XXXII Salón Nacional de Bellas Artes el Segundo Premio de escultura ha consagrado la significación política y la vigorosa expresión artística de una obra francamente antinazi, aplaude como se merece esa honrosa decisión y hace votos por que el Estado adquiera para nuestro Museo Nacional la obra premiada… si antes, entre el tropel de visitantes que a diario acuden a la Exposición –instalada en el Pabellón de la Comisión Nacional de Bellas Artes, Posadas 1725-, no se desliza algún exaltado iconoclasta y comete un atentado irreparable contra la hermosa estatua; no sería esta la primera vez que el furor nazista arremetiera contra los monumentos que glorifican la civilización humana que el nazismo quiere destruir a sangre y fuego” [5]

 

  De aquella bravía escultura hoy sólo queda un vestigio. Se han perdido los brazos y casi todo el cuerpo. La profética obra anunciaba también la destrucción de sí misma. Juan B. Leone contó que su escultura premiada había sido llevada a un cuartel de Campo de Mayo. Simpatizantes nazis vieron la intención que el artista le había dado a su concepción, y allí la arrojaron, “mutilándola al tirarla sin ningún miramiento” [6].

  Rescatada una parte por el propio hacedor, hoy podemos ver su rostro en el Museo de Bellas Artes de Luján. Integra el conjunto de obras donadas por la hija del artista, Diana Leone, en 2018.

  La danza de la destrucción ¿derrotada? De ninguna manera. Esta obra nos habla, como un fragmento que no renuncia a recordarnos hasta dónde puede llegar el hombre cuando lo mueve el odio.

 

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[1] (domingo 20 de junio de 1943) "El temperamento en el arte argentino. Juan Leone" en el Diario La Nación. CABA, Argentina

[2] (Jueves octubre 1 de 1942) "El Salón N. de Bellas Artes es Una Afirmación de Fe Democrática de los Artistas Argentinos" en Diario Crítica.

[3] Martelli, Sixto C. Jueves (7 de octubre de 1954) "Un artista argentino Juan Leone. Treinta años de labor artística" en Revista Democracia.

[4] Op. Cit en Diario Crítica.

[5] González Olmedilla, Juan (30 de septiembre de 1942) "Al premiar "la diosa de la destrucción", simbolizada por la cruz svástica, el Salón Nacional de Bellas Artes adquiere una firme posición antitotalitaria" en Acción Argentina.

[6] MANTANO, A, (dir) "El monumento profético: “La danza de la destrucción”. Revista Vicente López, suplemento, Año 35, Nº 319. Pág 1.

OBRAS QUE INTEGRAN LA DONACIÓN  JUAN BAUTISTA LEONE DEL
MUSEO MUNICIPAL DE BELLAS ARTES "FERNÁN FÉLIX DE AMADOR"
MUNICIPALIDAD DE LUJAN, PBA, ARGENTINA

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