LA FAMA

Adriana B. Ortolani, 2021 / Colaboración: Mariana Paredes

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“La fama”, así aparece titulada esta obra de Leone. Una dupla de caballos estilizados que asoman rampantes preside el volumen que, a manera de pedestal, soporta la figura de una mujer, en una dinámica composición. Ella está representada de pie y se puede apreciar perfectamente el movimiento de avance. Como en una obra de la antigüedad clásica, el tratamiento del ropaje, completamente pegado al cuerpo, responde a la técnica de los “paños mojados” del arte griego. Viste peplo que, por debajo parece moverse en forma agitada y se pliega en grandes líneas radicales que acompañan su desplazamiento. Replegado en la cintura, la parte superior es holgada y está llena de pequeños frunces. También su cabellera está en concordancia con el estilo antiguo: rizado, con una cinta que lo sujeta hacia atrás.

  Carece de miembros por rotura, sin embargo podría afirmarse que el brazo derecho está en alto y adelanta la marcha, concorde a la direccionalidad  de la mirada de la mujer decidida. Asimismo, la parte inferior del cuerpo presenta deterioro y está incompleta. Unos hierros estructurales unen la figura con el plinto. Igualmente, pese al extravío de las partes, la lectura de la actitud se consuma.

  El conjunto (pedestal con caballos parciales y la figura femenina, realizados en yeso), presenta una dicotomía en cuanto al estilo. Se aprecia un tratamiento geométrico en la dupla ecuestre, mientras que en la mujer es clásico, como mencioné anteriormente.

 

  En el archivo documental de Juan B. Leone, donado al Museo Municipal de Bellas Artes, se encuentra el registro fotográfico de una obra que se corresponde con “La fama”, pero de mayores dimensiones. En este caso, la monumental figura se ve casi completa. En la mano derecha, en alto, lleva una caracola a modo de trompeta. Es evidente la maestría de Leone en el tratamiento de los paños. La apoteótica imagen, fue parte fundamental del mástil monumento “A las Glorias Navales Argentinas”, pero lamentablemente, según las propias palabras del artista, la obra de seis metros de altura fue arrojada al agua, detrás del edificio del ministerio de Marina, en Puerto Nuevo [1].

  En el barrio de La Boca, una plaza dedicada al Gran Almirante del Plata y forjador de nuestras glorias navales, Almirante Brown, (entre las calles Irala, Cnel. Salvadores, Álvar Nuñez Cabeza de Vaca y California), se puede ver un resabio de aquel monumento. Del planteo original sólo queda el pedestal ecuestre y el mástil, dado que la figura alegórica fue arrancada y reemplazada por un ancla. “Glorias Navales” es hoy una fuente situada en la parte central de la plaza y se la destaca como ejemplo de art decó, pero no parece ninguna mención del artista.

 

  En 1951, el escultor había sido distinguido por el Directorio de la Liga Naval Argentina, institución que  le otorgó el Premio Colaboración, entregándole un diploma en diciembre de ese año.

  Dentro de los homenajes a los héroes navales de nuestra patria, Leone es también el autor del busto del Capitán de Navío Hipólito Bouchard y del monumento al Coronel de Marina Tomás Espora. El monumento a Tomás Espora había sido proyectado para la ciudad de Temperley y la maqueta llegó a exhibirse transitoriamente en Av. Madero 371, en marzo de 1945. Se trataba de un conjunto que incluía relieves, columnas y un espejo de agua. Sin embargo, no se concretó y la figura de Espora, de más de cuatro metros de altura, fue inaugurada mucho después, en noviembre de 1969, en el museo naval que lleva su nombre [2].

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[1] MARZANO, A. (dir) (Abril de 1970) "El monumento profético: "la danza de la destrucción" en el Revista Vicente López, Suplemento, Año 35, Nº 319. PBA, Argentina. Pag. 1.

[2] (22 de Noviembre de 1969). “Inauguróse el Monumento a Tomás Espora en el museo naval que lleva su nombre” en Diario La Prensa. Buenos Aires, Argentina.