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CONTEXTO

                                        

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Víctor Rebuffo junto a Quinquela Martín
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con sus hermanos Augusto y Adalberto
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por los años 80, con su compañera,
María Teresa
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con sus padres e hijas
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en la escuela de la boca

Cuando la lucha social se graba en madera

Carla Bettino / Octubre 2022

“El espíritu de la obra de Rebuffo no es irónico, ni sarcástico siquiera. Es amargo y doloroso. Pero afirmativo y varonil. […] no es lamento […]. Su acento es el de una voz grave en cuyo tono se advirtiera el recatado temblor de una amenaza latente”[1]

 

  Rebuffo   en 1927 comenzó de manera autodidáctica su práctica en el grabado, producción que lo convirtió en uno de sus referentes en la Argentina. Se dedicó casi exclusivamente a esta técnica  ligada tradicionalmente con la denuncia social.  Así como él mismo declaró, la xilografía le había permitido “expresar con mayor austeridad y dramatismo el pulso y la angustia del mundo, las pasiones del hombre y la sugerencia o poesía del paisaje.”[2] Esta técnica, debido a su propia especificidad que implica la reproductibilidad, contribuyó a que gran cantidad de artistas lograran una rápida circulación de sus imágenes y a un bajo costo. Y tal como afirma Sago, poniéndose “al servicio de los planteos políticos de la época, pasa a ser la técnica que mejor se adapta a la denuncia de la represión, explotación y difusión de ideas revolucionarias”[3] La xilografía gracias a la claridad compositiva de sus líneas favorece la lectura de sus mensajes, convirtiéndose de esta manera en una práctica política en sí misma. En los años treinta el artista Demetrio Urruchúa también se refiere al rol del grabado en relación a las luchas políticas y a la función social del arte afirmando que “la verdadera misión del grabado, en razón de su posibilidad de fácil circulación y penetración en la mente popular, cuando es una expresión gráfica de la vida del pueblo, debe colocársele entre uno de los medios más eficaces de vinculación y elevación”[4] Es así como en nuestro país desde la década de 1910 en adelante les artistas han sabido aprovechar al máximo las amplias posibilidades que les ofrecía el grabado.

  Antes de referirnos al artista repasemos brevemente el  panorama mundial para entender algunas de las preocupaciones que aparecen retratadas en las obras de les artistas de la primera mitad del siglo XX. El período de entre guerras presenta en la Crisis económica del 29 en EEUU grandes repercusiones al punto de provocar importantes tensiones políticas y sociales que sirvieron de marco para situaciones posteriores en diferentes regiones del mundo. El avance de los autoritarismos, la Guerra Civil Española y toda una suma de efectos negativos se extendieron en algunas zonas y fueron el contexto que dio origen a la Segunda Guerra Mundial. En el ámbito local, previo a la Crisis del 29, durante el Gobierno de H.  Yrigoyen se había desarrollado un gran crecimiento sindical y pese a haberse legitimado el derecho a huelga sucedieron en aquel momento las terribles masacres obreras como lo fueron La Semana Trágica (1919), La Patagonia Rebelde (1920-22), las Matanzas en la Forestal (1921-22) y durante el Gobierno de M. T. de Alvear La Masacre de Napalpí (1924). La influencia de aquella crisis económica,  sumado a la corrupción desatada en el contexto del Golpe de Estado de J. F. Uriburu, con un amplio crecimiento de la desocupación dan lugar a importantes tensiones políticas y sociales y al surgimiento de las villas en Buenos Aires generando la que se conoció como la “década Infame”. Un período signado por el fraude electoral en el que también se vio un amplio desarrollo de las movilizaciones obreras lo que condujo a la conformación de la CGT. Esta breve descripción del contexto social sólo intenta mostrar de qué manera la situación social y política generó un gran impacto en les artistas que se hicieron eco de estas problemáticas que marcaron una época por demás compleja. Artistas e intelectuales se unen y asumen claras posiciones ideológicas, recordemos por ejemplo a les artistas cercanos a los realismos críticos y políticos, A. Berni, L.E. Spilimbergo, J.C. Castagnino, A. Sibelino, R. Forner, por sólo nombrar algunes. Y aquí entra en escena otro actor influyente, su visita al país ofició como una especie de llamamiento a la unión Latinoamericana y a la lucha proletaria, D.A. Siqueiros llega en 1933 invitado a dar una serie de conferencias y conforma un equipo con el que pintan Ejercicio Plástico[5] en la quinta de N. Botana (Director del Diario Crítica). Me interesa destacar su visita ya que una de sus conferencias debido a fuertes críticas es suspendida y finalmente se realiza en la Agrupación de Artistas Signo[6] en Julio de 1933  y por tal motivo coincide con la primera exposición individual de Rebuffo, compartiendo de esta manera  el espacio con el artista mexicano. En este sentido, las ideas acerca de un arte público y social atravesaban la producción de no pocos artistas.

  En consonancia a lo planteado y retomando la producción de Rebuffo puede decirse que desde la década de 1930  sus imágenes se asocian y comienzan a circular en revistas de clara ideología y discursos antifascista, de izquierda y político culturales. En ellas conoció las obras de  artistas alemanes como Käthe Kollwitz, Max Beckmann, Otto Dix y George Grosz,  del mexicano José Guadalupe Posada y la del belga Frans Masereel con el que compartió no sólo algunas de sus páginas sino también temáticas y resoluciones formales convirtiéndose en una gran influencia dentro de su amplia producción. El punto de inflexión en su carrera será en 1933 al participar en el tercer número de Contra, La Revista de los franco-tiradores, que otorga gran visibilidad y difusión a la obra de artistas y desde la cual entra en relación con destacados actores del campo cultural, entre los que se señala, además del artista belga, Raúl González Tuñón y D. Á. Siqueiros, entre otros. [7] Paralelamente a la circulación en medios gráficos desde el año 1926 comienza a participar en Salones en diferentes ciudades del país obteniendo premios y medallas en varios de ellos, que van legitimando y afianzando su lugar dentro del ámbito local. El mayor galardón será en 1955 al recibir el Gran Premio en el 5to Salón Nacional de Grabado y Dibujo.

 

  Ahora bien, en relación a este panorama y teniendo en cuenta las preocupaciones de les artistas y en particular las de Rebuffo, puede decirse que las temáticas abordadas por él van desde entornos fabriles, portuarios, iconografía religiosa trasladada a personajes claramente obreros, el ambiente agrícola del Noroeste Argentino, escenas cotidianas y urbanas del hombre moderno hasta ilustraciones literarias, como el Juan Moreira que es parte  de esta donación, por citar algunas. Los personajes que las habitan suelen retratarse solos o siendo parte de luchas sociales dando cuenta en sus expresiones de un cierto clima de época de opresión, represión, melancolía, militancia y lucha. Esta línea de trabajo ligada con los temas sociales lo emparentan con la tradición instalada años antes por los Artistas del Pueblo[8]. Años más tarde, Jorge Romero Brest en su libro Pintores y grabadores rioplatenses de 1951 incluye el artículo “Victor Rebuffo y el destino de la xilografía en Argentina” en el que afirma:

  Rebuffo ha comprendido sagazmente la importancia de la anécdota en la xilografía y no la ha desechado; por el contrario, en todas sus composiciones vive un drama –movimiento, pasión- de contenido épico-social, descargado de ironía empero y sin acentos líricos. El drama del suburbio y la fábrica, del campesino y el niño, del interior obrero, del bajofondo de cafetines, puertos y hoteles de ínfima categoría, del desposeído y el desesperado, constituyen los temas permanentes de sus grabados, sin ningún oscurecimiento patético y sin absoluta neutralidad también[9]

 

  Rebuffo supo traducir a lenguaje visual y trasladar a un material tan noble como la madera la situación social de la época que vivió sin olvidar y dejando siempre claro el lugar desde el cual quería retratar. Mostrando la contracara de la modernidad que arrasaba sin piedad sus mayores preocupaciones. Su obra interpela al espectador y así como el artista mantiene clara su posición también conduce a que quien mira no quede neutral ante lo que ve.

En suma, en estas obras presentamos a “un maestro que, aun con homenajes y reconocimientos, seguiría desarrollando hasta sus últimos momentos una obra xilográfica en la que mantuvo con férrea coherencia su discurso social”[10]

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[1] Córdova Iturburu citado en: Wechsler Diana, “Victor Rebuffo. Imágenes para intervenir la realidad” Disponible en: http://untref.edu.ar/muntref/es/muestras/victor-rebuffo/    

[2] Dolinko Silvia y Marcela Gené, Víctor Rebuffo y el grabado moderno, Buenos Aires, Fundación Mundo Nuevo, 2008, p.

[3] Sago, J. Ignacio, “Arte y política. La imagen del grabado y el compromiso político en una Revista anarquista: Nervio.Crítica-Artes-Letras-(1931-1936)” p. 3. Disponible en: http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2012/10/6_seminario/mesa_05/sago_mesa_5.pdf

[4] Dolinko, Silvia “Lecturas sobre el Grabado en la Argentina a mediados del XX”  Cuadernos Del Centro De Estudios De Diseño Y Comunicación, (60), 31 a 48. 2016, p. 39. Disponible en: https://dspace.palermo.edu/ojs/index.php/cdc/article/view/1229

[5] Para ampliar sobre la visita de Siqueiros a Buenos Aires  ver: Perez J.P, Iida C y Lina L “La llegada de David Álvaro Siqueiros y el revuelo del muralismo en la Argentina” en: Lecturas, problemas y discusiones en el arte argentino del último siglo. 1910-2010. Ediciones CCC, Buenos Aires, 2010.

[6] La Agrupación de Artistas Signo fue dirigida durante 1932 por E. Pettoruti, en ese año se lleva a cabo la primera exhibición donde participan, además de él, Gómez Cornet, Spilimbergo, Musso y Larrañaga. Funcionaba en el actual Hotel Castelar. Al año siguiente continúa en la dirección el crítico Estarico quien dirige también el primer número de Signo.  Ver: Artundo Patricia “Cronología” en: Pettoruti y el arte abstracto 1914-1949. Buenos Aires: Fundación Eduardo Constantini, 2011.

[7] Dolinko, Silvia “Conflictos en blanco y negro. Victor Rebuffo y el arte al servicio del problema social”. XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche.2009. p.2. Disponible en: https://cdsa.aacademica.org/000-008/482.pdf 

[8] Grupo de artistas compuesto por José Arato, Adolfo Bellocq, Guillermo Facio Hebequer, Agustín Riganelli y Abraham Vigo de clara filiación anarquista y anarcosindicalista, se conformaron en una agrupación previa a los Artistas del Pueblo desde mitad de la década de 1910.  Siendo central su producción entre 1920 y principios de 1930. Desarrollaron técnicas de impresión y la talla directa revalorizando el oficio que liga al artista como trabajador. Las temáticas abordadas son la denuncia social con la cual asocian arte y política. Para tener un desarrollo más completo sobre el tema ver: Muñoz, Miguel Ángel “Los Artistas del Pueblo 1920-1930”  Fundación Osde- IMAGO, Buenos Aires, 2008.

[9] Dolinko, Silvia “Conflictos en blanco y negro. Victor Rebuffo y el arte al servicio del problema social”. XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche.2009. p.2. Disponible en: https://cdsa.aacademica.org/000-008/482.pdf

[10] Dolinko, Silvia citada por Berlanga Angel en Suplemento Radar 21 de Diciembre de 2008. https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-5005-2008-12-21.html

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