pastora de cabras

Carla Bettino / Diciembre 2022

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  A lo largo de su vasta producción Rebuffo evidenció la potencia de las mujeres y su lugar altamente productivo y necesario en la sociedad. Por su resolución, la Pastora de cabras podría pre anunciar la premiada Cosechadora de Yerbabuena que obtuvo el mayor reconocimiento en el 5º Salón Nacional de Grabado y Dibujo en 1955. Por su parte, Gené destaca que el protagonismo de la mujer en la Guerra civil la convirtió en un tema recurrente en no pocos artistas de la ápoca. La mujer ocupa diversos papeles, es campesina, combatiente,  madre lo cual confirma su centralidad. En Rebuffo su representación se vincula a diferentes escenarios, es lavandera, campesina, prostituta, obrera, entre otras [1].

  La Pastora, a diferencia de las demás obras que completan la donación, está trabajada en color sanguina y, al igual que como se mencionó en relación a Chacareros, aprovecha las vetas de la madera aportando una textura que acompaña y añade significación al contexto en el que se encuentra la figura protagónica. Su monumentalidad es reforzada por el primer plano y por la  firmeza con la que se instala en el espacio circundante. Por otra parte, la solidez con la que empuña su horquilla y la estabilidad en el planteo de sus pies fortalece y consolida al conjunto general. La pesadez y el trabajo físico que ejerce aquel cuerpo se evidencia en la postura que conserva la flexión de sus rodillas. Ella ocupa casi todo el espacio, se advierte que si pudiera extenderse superaría  el encuadre elegido. Las curvas que delinean la paja contrastan con las rectas y los ángulos que conforman el lado iluminado de su falda. El fondo, con un marcado rebatimiento y sentido vertical,  señala elementos que contextualizan y dan vida a la zona rural.

  Rebuffo suele centrar la expresividad en la gestualidad, en la mirada, en las manos y en los pies, estos elementos traducen la melancolía pero a la vez el estoicismo con el que sus personajes asumen su función no sólo dentro de la estampa sino también, y particularmente, en la sociedad que habitan.

  La xilografía aquí se apropia del valor narrativo que le es propio y lo exclama en voz alta. Así como bien mencionó Bellocq en 1964, “El grabado no fue ni será un medio de diversión de formas y complemento de colores, vacío de intención o hueco de mensajes. Es y será siempre un exponente de la presencia artística en un grito de protesta o de rebeldía frente a la hora de angustia o de incertidumbre de los pueblos” [2]

  Ante sus estampas no somos espectadores pasivos, Rebuffo a través de su producción nos invita a no ser indiferentes, a tomar posición acerca de lo que vemos y a poder reflexionar sobre nuestra propia sociedad.

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[1] Gené Marcela “Un moderno reformador del grabado.  La obra gráfica de Víctor Rebuffo” en: Victor Rebuffo y el grabado moderno.   Buenos Aires: Fundación Nuevo Mundo, 2008. P. 50

[2] Silvia Dolinko, « Consideraciones sobre la tradición del grabado en la Argentina  », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Images, mémoires et sons, mis en ligne le 05 juillet 2016, consultado el 17 Diciembre de  2022. URL : http://journals.openedition.org/nuevomundo/69472